Huachicolero: un inesperado coming-of-age

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Huachicolero, el debut en largometraje del cineasta mexicano Edgar Nito ya se encuentra disponible en Amazon Prime. Con una historia que combina géneros como el thriller y el coming-of-age este director mexicano nos introduce al huachicoleo, en su natal Guanajuato, mientras nos presenta una historia de despertar adolescente y de pérdida de la inocencia.

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Amor y Huachicol

“Nada en esta pinche vida es de a gratis”, se escucha decir a uno de los personajes de la la ópera prima de Edgar Nito Huachicolero (2019). Eso pronto lo descubre Lalo (Eduardo Banda), cuando le pide a Ana (Regina Reynoso), sin mayor aviso que su impulso y armado solo con su inocencia, que sea su novia. Ahí, afuera de la secundaria y frente a la camioneta de las frituras y los dulces, las amigas de Ana le hacen saber que para conquistar a una niña hay que ofrecer regalos. Los regalos cuestan y Lalo no tiene dinero para pagarlos.

Este coming-of-age se sitúa en Guanajuato, tierra en la que el huachicoleo (el robo y venta ilegal de combustible) se suma a la colección de actividades delictivas y criminales que bañan de sangre al país. Es esta actividad, aunado a su interés por Ana, la que cruza de manera trágica los caminos de Lalo y Rulo (Pedro Joaquín), un chico que bajo el cobijo de la noche se dedica a ordeñar combustible en medio de un predio rural.

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Lalo vive solo con su madre y las dificultades económicas por las que atraviesan constatan su condición marginal. El dinero que llega a cuentagotas como producto de las chambitas de ambos apenas alcanza para lo indispensable en una coyuntura en la que además apoyan económicamente a un tío enfermo. Sin embargo, hay un camino rápido para conseguir un celular de siete mil pesos con el cual declararsele a Ana: el huachicol.

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Debut relevante

Huachicolero le hizo ganar a Edgar Nito el reconocimiento de Mejor Nuevo Director del Festival de Cine de Tribeca en 2019. Esta historia que fue filmada en 2017, y que ahora está disponible en Amazon Prime Video, cobra una especial relevancia por la notoriedad que obtuvo el tema a inicios de 2019 cuando en medio del caos y el desabasto de combustible se dirigió la atención del país a esta actividad delictiva.

Es por ello que una de las mayores virtudes de Edgar Nito fue el documentarse de un tema complejo mientras permanecía en las sombras de su natal Guanajuato para entregar una historia que conecta en redes de complicidad, pero también de horror, a criminales, autoridades y sociedad civil.

Tampoco resulta menor el esfuerzo de Nito, quien coescribió la historia con Alfredo Mendoza, por insertar una historia de amor y descubrimiento adolescente en este convulsionado escenario. Las narrativas personales fluyen con naturalidad con su contexto, de manera que nunca se percibe una imposición de uno sobre el otro. Huachicolero une con precisión las piezas del rompecabezas que arma para entregar una historia convincente.

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Resulta igualmente interesante la mancuerna que hizo Nieto con Juan Pablo Ramírez en la dirección de fotografía al entregar imágenes que acompañan al espectador todavía después de los créditos finales. La película comunica visualmente sus argumentos y además lo hace con cuidado de la estética. Por esta razón es que el monólogo en contra del sistema y del gobierno de uno de los personajes dedicado al huachicoleo no sólo resulta innecesario, sino molesto, ya que atropella a la película con su literalidad.

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Crimen y la pérdida de la inocencia

El coming-of-age, relacionado con la pérdida de la inocencia y con el tránsito sinuoso de la niñez a la juventud se profundiza en un contexto en el que las respuestas a muchas necesidades se encuentran en el crimen. Casos como el de Lalo se replican todos los días en un país en el que  la violencia encuentra nuevas formas a las que luego de la sacudida inicial le siguen la normalización. Lalo se encuentra con el huachicoleo y su director impregna con ello de autenticidad su historia.

En Huachicolero se observan las redes de corrupción asociadas a esta y, prácticamente, cualquier otra actividad delictiva. El horror prospera cuando criminales y autoridades encuentran canales comunes y la sociedad civil se ve imposibilitada para denunciar, de manera que se convierte en cómplice o víctima. 

Edgar Nito logró hacer convivir con soltura las historias personales de sus protagonistas con el entorno en el que se desenvuelven y todo ello acompañado de una interesante propuesta visual. Después de ver Huachicolero quedan las ganas por saber qué otras historias nos contará su director.


Acerca de Raúl Orozco 89 Articles
Politólogo y maestro en políticas públicas, entusiasta de los deportes y el cine. Gozo ser testigo de la capacidad creativa de quienes se dedican a contarnos historias, así como conversar y escribir sobre ello.