SOUL: ¿Una película de coaching?

COACHING: LA SUPERACIÓN MOTIVACIONAL

Un síntoma de esta nueva cultura hedonista que prioriza al placer y al éxito ha sido la aparición del coaching. En realidad, tiene su origen desde los años 80s, y según sus pioneros, se basa en la Mayéutica de Sócrates. La palabra coach es tomada de las palabras “carreta” y “entrenador” en inglés. El coaching, como su nombre lo dice, busca transportar a las personas del lugar donde están, adonde quieren llegar. 

En Soul, Joe tiene que entrenar a 22 (Tina Fey), un alma que lleva siglos sin querer nacer. Y es que, según Docter y su cinta, toda alma debe tener un “spark” algo que le de ánimos para venir a este mundo. La ingobernable 22 no ha encontrado esa chispa a pesar de haber tenido como mentores (o coaches) a figuras como Copérnico, Lincoln, Carl Jung o la Madre Teresa. Así, la misión de Joe se torna en una tarea que parece imposible, se convertirá en un coach.

gardner-and-22

El coaching ha sido cuestionado por varios expertos en salud mental por ser una práctica que no requiere un entrenamiento formal, es decir, tu puedes ser un life coach (coach de vida) sin necesariamente haber estudiado una carrera profesional o después de sólo haber tomado un curso o taller (y eso si es que decides tomar uno, ya que muchos consideran que la vida ha sido la que los ha entrenado). 

Mi intención en este texto no es juzgar este tipo de prácticas ni a los clientes que se han sentido apoyados por el coaching; la realidad es que sí existen algunas personas preparadas y se ha aplicado con éxito en varios sectores empresariales y organizacionales, pero esta ambigüedad en su formación ha favorecido que exista una línea difusa entre facilitar orientación y dar terapia, lo que llevado a una mala práctica ética en algunos casos. Recordemos que Paulo Coelho es un escritor, no un psicólogo; y Joe Gardner es un maestro de música, no un mentor. 

Te puede interesar:  Unidos: la nueva aventura de Pixar llega a Amazon

Respecto a Soul, precisamente encuentro su valor y autocrítica al mostrar que los mentores per sé no son los que terminan por lograr que las almas deseen vivir, sino que es a partir de un viaje introspectivo (e irónicamente exterior) lo que hace que 22 quiera nacer. El error de Pixar es no dejar claro este punto, y dejar abierto ese tema sin que sepamos qué fue precisamente lo que lleva finalmente a 22 a encontrar su propia chispa. 

¡Atrévete a decirlo en voz alta, Pixar! No existe una chispa, son varias y van cambiando con el tiempo.