The Crown: la reina se ha consolidado

Lejos de la reina tímida e insegura de las pasadas temporadas, Olivia Coleman toma el mando para interpretar a una reina de hierro en The Crown.

The Queen

En pleno siglo XXI la idea de una monarquía es un tanto extraña, al menos para quienes vivimos de este lado del océano. Para nosotros, los reyes y reinas son figuras que relacionamos con películas o series de televisión y no sistemas de gobierno. Tal vez por eso sus historias nos resultan tan atractivas.

Consciente de ello, el guionista Peter Morgan se ha dedicado a desentrañar los secretos de la familia real británica y plasmarlos en The Crown, serie que recientemente estrenó su tercera temporada en Netflix.

Una gobernante consolidada

Si en las temporadas previas, Morgan nos mostró a una Isabel II tratando de equilibrar su vida matrimonial con las obligaciones de la corona, la reina de esta nueva tanda de capítulos ya es una gobernante consolidada, con el dominio de su papel en la política de su país.

Es así que tiene sentido que la actriz a cargo del papel protagónico haya cambiado. Más allá del tema edad (que pudieron resolver con prostéticos o maquillaje) se trata de mujeres completamente distintas. Mientras la Isabel de Claire Foy era tímida, insegura y emocional (hasta donde pueden ser los británicos), la Isabel de Olivia Colman es severa, directa y más fría que el iceberg que hundió al Titanic.

En el tercer episodio (uno de mis favoritos de la nueva temporada), ocurre una tragedia que involucra la muerte de ciertos infantes. La forma en que la reina enfrenta este suceso es de lo más desconcertante, pero al mismo tiempo nos deja muy claro lo que las “obligaciones de la corona” pueden hacer de una persona.

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De hecho, el tema central de estos 10 episodios gira en torno al papel de los integrantes de la familia real y por la manera en la que se desarrolla la historia, pareciera que ninguno de los involucrados está satisfecho con el lugar que le tocó, aun con toda esa opulencia a su alrededor.

La princesa Margarita (Helena Bonham-Carter), más hábil y simpática por naturaleza debe aceptar contra de su voluntad su posición como número dos y permanecer en las sombras. Felipe (Tobias Menzies), intenta olvidar sus frustraciones por no haber logrado nada memorable en su vida más allá de ser el esposo de la reina. Carlos (Josh O’Connor) se ve obligado a callar sus opiniones y deseos, pues es el precio de ser el heredero al trono.

¿Quién es su reina favorita?

Mencionaba antes el cambio de actores y, aunque disfruté mucho lo realizado por Olivia Colman y Helena Bonham-Carter, debo confesar que extrañé a Claire Foy y a Vanessa Kirby; sin mencionar que las diferencias físicas entre las actrices jóvenes y las veteranas hacen un poco de ruido. El que me hizo mucha falta fue Matt Smith como el odioso y pedante príncipe Felipe; algo en Tobias Menzies no terminó de convencerme.

Si bien la serie aborda personajes y hechos reales, está muy lejos de ser un retrato de la realidad. Ya en The Queen (Stephen Frears, 2006), Peter Morgan entregó un guion que intentaba rellenar los espacios en la muerte de Diana de Gales y como el hecho afecto (o no) a la familia real. Con The Crown ocurre lo mismo, presenciamos eventos históricos seguidos de conversaciones que muy probablemente ni siquiera ocurrieron.

Este vaivén entre la realidad y la ficción, me parece, es lo que ha convertido a The Crown en un show tan exitoso pues más allá de las buenas actuaciones y el enorme trabajo de producción, las historias de reyes y reinas siempre despertarán nuestro lado más morboso. Dicho esto, muero por ver a Gillian Anderson como Margaret Thatcher.


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Soy Sarai Rosas Bautista, licenciada en Comunicación y Periodismo por la UNAM. Amo el cine, así que paso la mayor parte del tiempo aprendiendo sobre él. Disfruto viajar y ser una nerd.