Matrix Resurrections: ¿estamos en la meta Matrix?

The Matrix de 1999 llegó en un momento perfecto: el boom del internet, la moda grunge y el miedo colectivo por el nuevo milenio hicieron que millones de espectadores disfrutaran esta película llegando a convertirse hoy en día como una película de culto, única en su género. Se cuestionaba preguntas como el libre albedrío y el rumbo de la humanidad, todo desde una perspectiva futurística, y claro, con escenas y momentos épicos que forjaron el género de la ciencia ficción.

Debido al éxito del filme dirigido por las hermanas Wachowski, el universo de Matrix, tal como el nuestro, siguió su expansión. Vinieron dos películas más en 2003, acompañadas de comics, novelas y hasta un videojuego. Y los filmes, aunque objetivamente no fueron los mejores, expandían esa telaraña que tanto emocionaba a los espectadores: todos querían saber qué pasaba con Neo y Trinity, y Matrix Revolutions de cierta manera sí lo hacía. Pero pareciera que, a los gigantes como Warner, dueño de la saga, la palabra “conclusión” simplemente no existe.

Y es así como, en pleno 2021, Neo y Trinity vuelven a la pantalla grande en Matrix Resurrections, donde además solo una de las hermanas Wachowski, Lana, es la que dirige. En esta cuarta entrega, vemos como Neo (Keanu Reeves) vive una aparente vida normal, pero con la sensación de que algo falta. De la mano de su terapeuta (Neil Patrick Harris) intenta distinguir la “realidad” de la “ficción”, tomando pastillas específicamente de color azul para mitigar sus episodios psicóticos. Para su sorpresa, un viejo amigo lo visita, y así un nuevo ciclo comienza.

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¿Es realmente necesaria?

Cuando se trata de “reboots” o nuevas entregas en franquicias, es inevitable cuestionarse la necesidad de la creación de dicha película. ¿Realmente es necesario volver a abrir el baúl de los recuerdos? ¿Viene desde una necesidad de atar cabos sueltos o desde una necesidad monetaria? ¿Va en pro de la historia o en pro del estudio? Pareciera que Matrix Resurrections hace un poco de ambas.

La justificación de la historia es sumamente explícita, a modo de sátira, lo cual vuelve a la película un tanto meta. Sin entrar mucho en detalles, el filme sabe que sucede casi por obligación, donde los personajes y la historia se siguen explotando debido a la necesidad de seguir vendiendo.

En lugar de caer en lo ridículo, creo que es el aporte más importante y un tanto inesperado de la película, y de cierta manera relaja las aguas del momento y hace que en general la experiencia sea bastante llevadera. Lo anterior termina por justificar la existencia de esta película y responde algunos cabos sueltos de las anteriores entregas.

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A excusa de recuerdos, Neo se la pasa recordando escenas de The Matrix, llegando al punto de sentirse excesivo. Que claro, para alguien que no ha visto las otras películas, esto no hará mucho sentido. De hecho, esta película será muy difícil de ver y disfrutar para quien se acerca por primera vez al mundo Matrix.

Y es al ver esos recuerdos donde se notan las diferencias más importantes entre ambas películas. La del ´99 era mucho más punk, misteriosa e inesperada, pintada de esa fotografía verde, la cual le daba un look mucho más “computarizado”. Matrix Resurrections es mucho más contemporánea, y menos rebelde.

Las escenas de acción son emocionantes, pero desafortunadamente no es nada que no hayamos ya visto en cualquier filme de acción contemporáneo. En su momento, The Matrix hizo cosas diferentes, redefinió géneros y el uso de los VFX. Ahora, ya todo el mundo lo hace.

Al final, Matrix Resurrections es una película para fanáticos de la saga, para aquellos que quieran seguir explorando el mundo de Neo y compañía. Aunque no es innovadora, sin duda responde preguntas que estaban al aire y hace que nuestra pareja con gabardinas de piel se reencuentre una vez más, y eso debería ser suficiente justificante para ir a verla. Además de claro, burlarse de los estudios cinemátográficos.