Living with Yourself: de hormiga a oveja Dolly

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¿Qué tiene Paul Rudd que lo hace tan carismático? Desde que Mike toca el piano imaginario para enamorar a Phoebe en Friends, hasta convertirse en Ant-man y ser el principal responsable del éxito contra Thanos (aunque no como lo habíamos imaginado), Paul Rudd ha participado en una gran cantidad de películas y series de televisión.

Rudd nunca ha presumido grandes interpretaciones, no es un actor de método ni ha sido considerado para ningún reconocimiento relevante. No es feo pero tampoco es especialmente guapo y mucho menos es el comediante que más carcajadas provoca. Es más, ni siquiera está o ha estado de moda. Sin embargo su participación en cine y televisión jamás pasa desapercibida y generalmente te deja una buena impresión, un “no-sé-qué” que sólo puede describirse con una palabra: carisma.

Dos Paul Rudd por el mismo click

Living with Yourself, la nueva serie de Paul Rudd exclusiva de Netflix, es una comedia de ocho capítulos de menos de media hora cada uno donde Miles (Rudd) es un hombre de mediana edad que ha caído en una profunda depresión que ha afectado su vida de pareja, su productividad laboral y su inspiración como escritor.

Miles está atrapado en la inanidad. Entonces se entera de un ¿spa? donde te ofrecen un tratamiento milagroso: te duermen y al despertar, eres otro. Con tecnología genética sacan lo mejor de ti y despiertas con tus capacidades potenciadas: felicidad, inventiva, tino y eficiencia para el trabajo pero, sobre todo, mucha energía para mejorar todos los aspectos de tu vida

(Ojo, a partir de aquí voy a escribir un spoiler de los primeros minutos del episodio uno, por si quieres regresar después de verlo).

Lo que no sabe Miles es que quien despierta con ese nuevo ímpetu no es quien contrató el servicio de spa, sino un clon. El problema es que el Miles original -que por protocolo debe ser asesinado- no murió y escapa de su clandestina sepultura regresando a casa y confrontando a su clon que, naturalmente, no sabía que tenía una réplica.

No sólo una comedia

Una premisa como esa pudo dar pie a una comedia ligera sobre las múltiples posibilidades que ofrece el tener un clon de sí mismo, pero la serie no se conforma y da un paso más allá, explorando temas más complejos como la identidad, el sentido de la vida, el impulso suicida, el amor, el matrimonio, la relación de pareja, la soledad, el trabajo y la paternidad.

La serie provoca reflexiones interesantes, por ejemplo, el hecho de que la forma en como imaginas tu vida no siempre es la forma en que la construyes y menos la manera en que la disfrutas (o la sufres).

Kate (Aisling Bea), además de ser la esposa de Miles, es una arquitecta que también enfrenta conflictos existenciales respecto a la satisfacción con su trabajo y su fertilidad. Ella es el pivote para la actuación de los dos personajes de Rudd quien, en buena medida, lleva sobre sus hombros la totalidad de la serie.

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Viaje sin retorno

Living with Yourself,probablemente es el mejor esfuerzo actoral de Paul Rudd en su carrera. Esta nueva serie de tío Netflix te deja un sabor agridulce. Más allá del tratamiento como comedia, queda claro que el camino que tomaron no tiene retorno. No es como en las películas de cambio de identidad, en las que sabes que al final, todo volverá a la normalidad, o las de viajes en el tiempo en las que siempre se rompe el bucle o se arregla la paradoja. En este caso, hay dos seres humanos vivos, que comparten la misma historia, los mismos recuerdos, los mismos amores, el mismo código genético, pero que no son ya la misma persona. No hay atajos, veremos si aprenden a coexistir, al menos para regalarnos una segunda temporada.

Living with Yourself es una buena opción si tienes tiempo libre estos días y no fuiste a Morelia a llenarte de cine, cine y más cine (Ah, no perdón, esa frase es de Cinemanet, saludos a Charlie del Río).