Familia de Medianoche: odisea de las ambulancias en CDMX

Familia de Medianoche es un estupendo documental sobre la situación de precariedad y corrupción del sistema de ambulancias en CDMX

familia-de-medianoche

Familia de Medianoche inicia con un dato aterrador: el gobierno de la CDMX sólo opera 40 ambulancias para una ciudad de más de 20 millones de habitantes. El vacío legal impulsa la proliferación de ambulancias privadas, operadas por particulares que carecen de una regulación clara. Pero no obstante lo anterior, son las ambulancias privadas las que realmente sostienen el precario sistema de salud de emergencias de la Ciudad de México.

El cineasta norteamericano Luke Lorentzen viajó hace algunos años a la CDMX para realizar un documental sobre el transporte en la ciudad, y es así cómo se topó con el problema de las ambulancias. 

Investigando, Luke conoce a la familia Ochoa, pintoresco núcleo familiar donde el padre y dos hermanos se dedican a manejar una ambulancia por las noches en la siempre caótica Ciudad de México.

Odisea nocturna

Lo que la cámara de Luke registra (siempre guardando respeto a las víctimas y sin mostrar nunca las heridas por las que son llevados en la ambulancia) es a una familia cuyos personajes son lo mejor que verán en el cine mexicano de este y muchos años: un papá que a pesar de estar enfermo de cardiopatía, pisa el acelerador para llegar antes que otros al lugar del accidente, un hijo mayor de escasos 17 años pero con una actitud de férrea autoridad y orden, y un pequeño de unos 12 años que prefiere vivir el rush de la noche que ir en las mañanas a la escuela.

La noche típica de los Ochoa inicia con las horas de espera, monitoreando la radio de la policía. Cuando las claves indican un accidente cercano, se prende la torreta, el acelerador se pisa a fondo, se abren paso a gritos mediante el altavoz y una vez en el lugar, los Ochoa dan muestra de un profesionalismo conmoverdor: atendiendo con toda propiedad a los heridos, calmándolos, reconfortándolos, y llevándalos al hospital más cercano.

Una vez terminado el traslado, la familia pide el cobro del servicio a la familia del accidentado: $3,800 pesos que rara vez les son pagados. Así, sin ganar un centavo y habiendo gastado gasas, material, gasolina y tiempo, regresan a las calles a buscar más heridos, esperando que el siguiente si quiera y pueda pagar sus servicios.

Corrupción y supervivencia

En el trayecto se va revelando la corrupción en el sistema. Los policías que pasan el “pitazo” de dónde están los accidentes, piden su moche. Con toda impunidad los policías pueden detener a las patrullas para exigir la correspondiente mordida, aunque el paciente esté grave. “Si se muere es tu pedo, no el mío” dicen los oficiales.

La ley de la supervivencia obliga a la familia a hacer convenios con hospitales quienes les dan una cuota por accidentado que lleven a sus instalaciones. Se podría cuestionar la ética de este procedimiento, pero lo cierto es que la solidaridad inherente del trabajo, así como el profesionalismo y cariño con el que lo hacen, exige una reevaluación de ellos como personas que ofrecen un servicio fundamental para la ciudad.

El mejor documental mexicano en mucho tiempo

Familia de Medianoche es un documental que va de lo divertido (la dinámica familiar muestra un humor puramente mexicano), a lo emocionante (esos traslados a toda velocidad), a lo trágico y conmovedor. Una noche, los Ochoa auxilian a una chica que fue golpeada por su novio en la calle. La ayudan, la curan, y en medio del rush, la adolescente le pide a uno de los paramédicos que si por favor la abraza. La chica es llevada con su familia, quienes al final se niegan a pagar el servicio.

Pero no importa, el servicio y el abrazo se han dado, la chica sanará, y esta ciudad seguirá girando no gracias a su gobierno, sino a la calidad heroica de sus habitantes, entre ellos, familias como los Ochoa.

Familia de Medianoche es, sin duda, el mejor documental que podrán ver en mucho tiempo.