Un buen día en el vecindario: los héroes no nacen, se hacen

Un Buen Día en el Vecindario

Cuando en algún momento de Un Buen Día en el Vecindario (China, USA, 2019) cuestionan al conductor de televisión Fred Rogers (Tom Hanks), sobre por qué dejó de hacer su show por un tiempo para después volver, responde que creía haber abarcado los temas relevantes de la infancia pero luego sus hijos se convirtieron en adolescentes y descubrió que había muchos más tópicos por abordar. Su interlocutor, Lloyd Vogel (Matthew Rhys), lo entrevista para hacerle una semblanza en un número especial sobre héroes de la revista Esquire. Al escéptico periodista el encargo le parece casi un castigo, lo único que le intriga es si este personaje, que en pantalla parece poco menos que un santo, es auténtico.

Rogers no es un optimista fugado de la realidad, la entiende perfecto, pero opta por estar bien. Podría ser el mejor amigo de Poppy (Sally Hawkins) en Happy Go Lucky (Mike Leigh, 2008), una maestra de escuela que se ríe mucho por elección, no por ingenua. Ambos son muy conscientes y asertivos, ambos educadores. Pero a él le atraen los seres “rotos” como el reportero Vogel. Descuiden, no son spoilers, lo importante en esta película es el cómo, no el qué. Es un filme de proceso, no de desenlace. Sabemos lo que va a pasar desde que al reportero le asignan la tarea que tanto le pesa.

Un buen día en el vecindario

¿Puedes decir héroe?

La película está basada en la historia real de la amistad entre el colaborador de la revista Esquire Tom Junod y el conductor Fred Rogers que surgió a raíz del artículo Can You Say… Heroe? en 1998. Mister Rogers’ Neighborhood era el nombre original del programa para niños que duró de 1968 a 2001 (con una breve interrupción), bajo la conducción de este educador nato, quien ganó Emmys y La Medalla Presidencial de la Libertad en 2002, un año antes de morir.

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De vuelta al filme. Cuando a Rogers le preguntan si él o su personaje son héroes, no entiende. O se hace. No está dispuesto a simplificar las cosas a ese nivel. Otra muestra de esto es que se niega a editar una escena donde se le complica armar una casa de campaña, de hecho no lo logra. “Los niños deben ver que las cosas no salen como se planean”, sentencia.

El señor Rogers le habla a los niños con experiencia de adulto y a los adultos con sabiduría de niño.

Su filosofía de vida me recuerda tanto a la definición de compasión que recién me dio una maestra: “es elegir cultivar un corazón cálido”. A un costo muy alto, por cierto, lo fácil es irritarse y desistir, aunque esta ya es observación personal, aunque provocada por la película.

Un buen día en el vecindario

El amor paga

Un buen día en el vecindario también retrata el impacto que este ídolo infantil tuvo en su audiencia: los niños luego adultos y todos simultáneamente, como los conciertos de bandas legendarias que reúnen a chicos y grandes.

El amor paga. Mi papá fue un dentista de niños muy querido. Murió en el 2000. Todavía el año pasado me apareció en Twitter un ex paciente suyo que me preguntó cuál era mi parentesco con Benito Perkulis y me dijo cuánto lo quiso. Él mismo me hizo la observación: “¿¡quién quiere a su dentista!?”.

”Mágico” lo llamó. Que nunca entendió cómo su dentista hacía obras de teatro, cierto mi papá era actor amateur, y me contó que su hermano es dentista por mi papá. Lo he oído varias veces, una docena de pacientes se hicieron dentistas inspirados por él.

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Ensamble ganador

Los exteriores y transportes representados en maqueta nos sugieren que las escenas de la vida real son llevadas al programa y viceversa.

Es increíble cómo los gringos se pintan solos para hacer lo que quieran. En este caso, transformar  con impecabilidad a Tom Hanks en este sabio y parsimonioso viejito, qué shock para quienes lo vimos hacerse el grande en Big (Penny Marshall, 1988).

El ensamble del elenco es ganador, cuenta con dos actores de series súper populares que hoy en día son grata y cálida compañía, como de casa: Matthew Rhys (The Americans) y Susan Kelechi Watson (This Is Us); un breve papel de la gran Christine Lahti, que salió de mamá de River Phoenix en un peliculón de Sidney Lumet sobre una familia fugititiva, Running on Empty (1988, ah pues simultánea a Big), y Chris Cooper que se presenta solo en un papel toral. La dirección es de Marielle Heller, una genio multi chambas nacida en 1979.

Un Buen Día en el Vecindario es de esas películas que se expanden al digerirlas, como un bocado de fibra masticable.