La historia detrás de la colección Criterion

Todos hemos comprado alguna vez la edición Criterion de una película pero, ¿cuál es su historia?, ¿cómo surgieron?, y ¿por qué se llama Criterion?

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Hoy día tomamos por sentado que todo BluRay o DVD (o al menos todo aquel que se respete, pues) debe tener consigo opciones de idioma, subtítulos, audio y algunos extras como pueden ser: comentario en audio del director o los actores, entrevistas, el making-of, galerías de fotos fijas, etc.

Pero todas esas características, que hoy en día son un estándar, existieron antes del nacimiento mismo del DVD y no se volvieron una práctica común sino hasta mucho después que comenzó su introducción como formato comercial de distribución de video allá por el lejano 1996.

Cuando te gusta una película, la compras en bluray; pero cuando realmente te obsesiona, la compras en formato Criterion.

En sus inicios, el DVD se introdujo trayendo consigo los mismos vicios que la televisión tenía para con el cine: formatos truncos o desalineados (el infame full screen), versiones incompletas o censuradas, pobre calidad en la transferencia y/o compresión del video y una explosión de títulos que no guardaban lógica alguna más que la comercial.

Criterion Begins

Quien corregiría todo este caos es una empresa que tuvo sus inicios mucho antes del nacimiento del DVD. En 1985 se fundó la Voyager Company, dedicada a la edición de material multimedia -concretamente CD-ROM’s- de carácter educacional. Luego de una serie de escisiones, Aleen Stein, William Becker y Jonathan Turell se hicieron de una subdivisión del negocio llamada The Criterion Collection. Aquella empresa se dedicaba a la distribución de películas en un formato de nueva introducción: el Laserdisk.

Sin embargo, a diferencia de otras compañías, Criterion comprendió mejor que nadie las posibilidades del nuevo medio; no se trataba únicamente de tener títulos con audio «calidad CD», sino de la posibilidad de tener mejor imagen e incluir extras que expandieran la experiencia de la cinta misma.

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Así, en sus primeros títulos para Laserdisk, Criterion fue la única compañía en poner especial énfasis en editar sus títulos con la mejor calidad de video posible,  cuidando la compresión y el tipo de transferencia usado en la translación a Laserdisk.

La segunda característica importante de esta colección fue la decisión de armar su colección a partir de títulos de directores no comerciales. Películas de Altman, Bergman, Buñuel, Fellini, Kurosawa, Renoir y Welles fueron las que iniciaron el catálogo Criterion de aquel entonces, con ediciones que incluían versiones de director, ensayos, fotos inéditas, o trailers.

Pero Criterion no se enfocaba únicamente a títulos «de arte», tenía especial olfato para detectar cintas que, aunque comerciales, ofrecían una nueva visión dentro del cine: títulos como Robocop o Ghostbusters eran posible de encontrar en formato Criterion.

 

 

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Poco a poco la empresa fue experimentando con las posibilidades del formato. Por ejemplo, la posibilidad de tener múltiples canales de audio no sólo servía para escuchar la cinta en diferentes idiomas, Criterion introdujo el famoso «audiocomentario», una pista donde se escuchaba la voz del director (o los actores) comentando con el público la película al tiempo que esta se reproducía, haciendo posible un análisis de tomas y secuencias. Una especie de mini escuela de cine en cada Laserdisk Criterion.

 

El cine en su formato correcto

Pero la característica más revolucionaria de la colección Criterion fue en realidad una muy simple: respetar el aspecto (ratio aspect) original de las cintas. Con la llegada del video casero, formatos como el Cinemascope y otros que proyectaban el material en formato «ancho» sufrieron deformaciones en un intento desesperado por encajar esas imágenes rectangulares en el cuadrado de la televisión convencional. A ese proceso de conversión de «ancho» a «cuadrado» se le conoce como «Pan & Scan» y tenía como fatal resultado la deformación de la imagen y/o el corte de las mismas, dejando fuera de cuadro parte del fotograma.<p>

Criterion puso fin a todo esto mediante el formato «letterbox» que mostraba la cinta en sus dimensiones originales, usando barras negras arriba y abajo de la imagen, para que cupieran en el cuadrado de la televisión pero afectando lo menos posible el formato original de la cinta. Tiempo después se recurrió al formato ancho original, previendo el advenimiento de la televisión ancha y plana.<p>

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Todas estas ideas se llevaron en su momento al mundo del DVD y es hasta ese entonces que las otras compañías adoptaron los conceptos de Criterion, volviéndolo un estándar. No obstante, hoy en día, Criterion sigue marcando la pauta en cuanto a calidad de imagen, audio y extras se refiere.

El estándard de una edición Criterion hoy día incluye (además de los consabidos extras) un ensayo de algún crítico de cine de renombre, lo cual expande aún más el placer de ver la película.

 

Amorosa obsesión

Lo que Criterion había logrado no sólo era mostrar el cine en la mejor de las condiciones posible, en su formato de imagen original, con la mejor calidad de audio; sino que además lo mostraba dándole contexto: lo que es y lo que pudo ser de una película.

Todo este cuidado por el producto final (raro en las empresas de hoy en día) sólo es entendible por dos palabras: obsesión y amor. Como bien lo dice Terry Gilliam (refiriéndose a la gente de Criterion): «Es agradable trabajar con gente cuyo beneficio económico no es su única razón de existir. A ellos al parecer si les interesan las películas».

Criterion hace honor a su nombre. La palabra se define en el diccionario como «un medio o estándar para juzgar; una prueba; una regla; un canon». Eso es la colección Criterion.

Cuando te gusta una película, la compras en bluray; pero cuando realmente te obsesiona, la compras en formato Criterion.