Jojo Rabbit: en defensa de la comedia

¿Es Jojo Rabbit una película que "suaviza" al nazismo? Nuestra colaboradora Saraí Rosas opina que la película de Taika Waititi apunta justo a lo contrario.

El humor es difícil. No todos reímos por las mismas razones. Lo que para algunos es divertido, para otros puede resultar una gran ofensa. A pesar de esta dificultad, la comedia es percibida como un género de menor importancia.

En el libro Conversaciones con Woody Allen de Eric Lax, el director neoyorkino afirma que una de las razones por las que la comedia es vista de tal manera, es que ésta hace bromas sobre un problema pero no lo resuelve.

Por todo lo anterior, no es de sorprender que una de las principales críticas hacia Jojo Rabbit, el más reciente trabajo del cineasta neozelandés Taika Waititi, sea justamente el uso de la comedia en un entorno nazi.

Burlarse de la ideología

Basada en la novela Caging Skies de Christine Leuens, la película presenta a Jojo (Roman Griffin Davis), un niño de 10 años tan obsesionado con la ideología nazi, que tiene como amigo imaginario a Hitler (interpretado por el propio director). De pronto, las creencias de JoJo se ponen a prueba cuando descubre que su madre oculta en su casa a una niña judía de nombre Elsa (Thomasin McKenzie).

Contrario a lo que se pudiera pensar, en Jojo Rabbit las personas no son el blanco del humor, sino la absurda ideología mediante la cual se busca aborrecer a quienes se considera como «menos valiosos».

Los chistes no buscan aligerar un tema tan difícil como el nazismo, mucho menos suavizar los crímenes cometidos (como erróneamente se asegura en el artículo Jojo Rabbit’s softening of nazism is the last thing we need in a Best Picture Winner”, publicado por la revista Esquire). Los  chistes están ahí para evidenciar lo ridículas y absurdas que son las ideas que sustentan de ese movimiento de odio.

Te puede interesar:  El premio Oscar y la otra falta de diversidad

Un perverso Pepe Grillo

Para mostrar que tan arraigado es el adoctrinamiento en el protagonista, Waititi se vale de una bufonesca versión del líder nazi. Este perverso Pepe Grillo sólo puede darle pésimos consejos pues es producto de los mensajes de intolerancia a los que Jojo ha estado expuesto toda su vida.

Pero al mismo tiempo, es a través de este solitario niño que se expone que las personas no nacen siendo malas, son los pensamientos e ideas extremistas las que vuelven a los individuos peligrosos. Esto le permite al director dar la vuelta a un par de estereotipos muy comunes en el cine que explora esta etapa de nuestra historia, ver a los alemanes como malvados de nacimiento y a los judíos como víctimas débiles.

Pese a tener la cabeza llena de ideas de odio, Jojo es capaz de cuestionarse si todo lo que le han dicho es verdad. Elsa, por su parte, tiene el ingenio para defenderse si la situación lo amerita.

En contra del adoctrinamiento

Uno de los títulos con los que más se ha comparado a la película de Taika Waititi es La vida es bella. En esta producción italiana de 1997, dirigida por Roberto Benigni, un hombre utiliza la fantasía y los juegos para proteger a su hijo de las atrocidades del campo de concentración nazi donde están recluidos.

Si bien, ambas comparten la comedia, su propósito es diferente. Mientras Benigni la usa para ocultar las atrocidades y la desgracia, para Waititi es un mecanismo contra el adoctrinamiento.

A diferencia de Guido (Roberto Benigni), Rosie (Scarlett Johanson), jamás le esconde a su hijo lo que ocurre, al contrario, lo obliga a darse cuenta de los actos de violencia que ese grupo al que tanto idolatra es capaz de ejercer, al tiempo en que utiliza los juegos para mantener viva la bondad en Jojo.

En su breve filmografía, Taika Waititi ha utilizado el humor para tratar desde una perspectiva diferente, temas que suelen estar asociados a los dramas: enfermedades mentales (Eagle vs. Shark, 2007), negligencia infantil (Boy, 2010), migración (What We Do in the Shadows, 2014) o el abandono (Hunt for the Wilderpeople, 2016). No incluyo Thor Ragnarok porque el guion no es suyo.

En el caso de Jojo Rabbit, le da la posibilidad de acercarse de manera más efectiva a una audiencia que podría no estar tan interesada en ver una película más sobre la Segunda Guerra Mundial. Y si bien es cierto que su comedia no va a resolver el problema del odio, si se erige como herramienta eficaz para restar poder a las ideas que buscan propagarlo. Eso es bastante esperanzador.


Acerca de Sarai Rosas Bautista 40 Articles
Soy Sarai Rosas Bautista, licenciada en Comunicación y Periodismo por la UNAM. Amo el cine, así que paso la mayor parte del tiempo aprendiendo sobre él. Disfruto viajar y ser una nerd.