Blonde: miseria sin grandeza

Las mujeres nacen con el dolor integrado. Es nuestro destino físico: dolor en el periodo, pechos adoloridos, el parto. Lo traemos con nosotras durante toda nuestra vida. Los hombres no. Tienen que buscarlo. Se inventan todos estos dioses y demonios para poder sentirse culpables, lo cual es algo que nosotras hacemos muy bien solas. Y luego crean guerras para poder sentir algo y para poder tocarse, y cuando no hay guerras, juegan rugby. Nosotras tenemos todo eso aquí, adentro.

Fleabag, Temporada 2, Episodio 3. 

Recuerdo que en algún punto de mi vida, cuando iba en la universidad, me encontré con una publicación sobre Marilyn Monroe en Tumblr, la red social. En ella, aparecía una foto de la actriz con un gran tache rojo hecho en Paint sobre su cara. Debajo, el usuario de nombre themightyquinn666 declaraba que, con la pena, Monroe no era un modelo a seguir. 

Seguramente pensaba, como muchos, que Marilyn era solamente una actriz sexy que vivía entre drogas y abusos nomás porque sí. Maldita sea la libertad de prensa, diría Mafalda, pues uno se arriesga a andar leyendo cosas como esa. Por suerte, y gracias al lado bueno de dicha libertad, otro usuario se dedicaba a enlistar todas las cosas por las que sí debería considerarse a Monroe un modelo a seguir. 

Una mujer inusual

Marilyn fue parte de la liberación sexual en los años 50, fue de las primeras actrices en hablar del abuso sexual, tenía una biblioteca con más de 500 libros, estudió actuación de Método con el gran Lee Strasberg, quien la consideró una de sus mejores estudiantes. Apoyaba a la comunidad LGBT, donaba constantemente a organizaciones de caridad a cargo de bebés y niños. 

Incluso ayudó a su gran amiga Ella Fitzgerald a que le permitieran cantar en clubes más grandes, cosa que no se admitía por el racismo de aquella época. En palabras de la cantante, Marilyn era “una mujer inusual, que estaba adelantada a su tiempo, aunque no fuera consciente de ello”. 

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Al leer esta publicación, recuerdo haber sentido mucha vergüenza por no saber nada de eso. Yo sí pensaba que la actriz no había hecho gran cosa más que ser guapa. Y es que eso es lo que la mayoría de las películas, textos o libros sobre ella nos han hecho creer. 

Claro que esa publicación de Tumblr ha de tener unos 12 años, mínimo. Y ahora, al recordarla, me sorprende que haya aprendido tanto sobre Marilyn en bendito Tumblr. Y también, que en el año 2022 de Nuestro Señor, siga habiendo películas como Rubia, que siguen la línea de esa publicación original tan antigua y misógina. 

No es una biopic

La más reciente película del director neozelandés Andrew Dominik está basada en la novela homónima de Joyce Carol Oates, publicada en el año 2000. Fue finalista del Premio Pulitzer en 2001. Rubia cuenta la historia de Marilyn Monroe (cuyo nombre real era Norma Jean Baker), con toques de ficción. La misma autora ha aclarado varias veces que no es una biografía fiel, y no debería tomarse como tal. 

Según la escritora Elena Ferrante (autora de la novela La hija oscura, que también fue adaptada a una película distribuida por Netflix), Rubia es uno de los 40 libros imprescindibles escritos por mujeres. 

No quisiera meterme con las implicaciones morales de hacer fanfiction de la vida de una persona real. El libro existe, salió hace 22 años, fin. Lo que sí me causa ruido es por qué querer llevar una historia así a la pantalla grande. Sobre todo cuando se trata de una persona que vivió una vida tan difícil, con tantos abusos, con tanto dolor. 

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Pornografía de la tortura

Andrew Domink decide contarnos una historia de miseria, dejando de lado la grandeza, los momentos de felicidad, si bien escasos, pero de que los hubo, los hubo. Entiendo que esa es la historia que quiso contar, es evidente que tenía deseos de representar el dolor de alguien. Pero, ¿tiene tan poca fe en su propia creatividad? ¿Era realmente necesario hacer protagonista a una mujer que ya de por sí vivió una vida tan terrible?

Marilyn Monroe lo dice en la película: “Es como los críticos. Algunos aman a Marilyn, otros odian a Marilyn. ¿Eso qué tiene que ver conmigo?”. ¿Qué tiene que ver con ella el deseo de otros de hacer pornografía de la tortura? 

La película no solo tiene propaganda anti-aborto francamente ridícula, también hay desnudos innecesarios (sí, sí, ya sé que Ana de Armas, quien interpreta a Monroe, dijo que no le molestó hacer esas escenas. Esa será su opinión), tomas grotescas de abortos y sexo oral, y la fetichización de la muerte. 

Es una película absolutamente necrofílica. No tiene respeto por los muertos, por las mujeres. Todo esto envuelto en un bonito filtro blanco y negro que no tiene razón de ser. Por más que la fotografía sea hermosa, por más que hayan recreado los vestuarios a la perfección, por más fantástica que sea la actuación de Ana de Armas y sus ojos adorables. Nada de esto es suficiente para medio salvar a esta película. ¿Realmente está el mundo para historias como esta?

 

Sólo shock value

Vienen a mi mente las palabras de la poeta Kaitlyn Hardy Shetler, cuando dice que si la vulgaridad del parto no es predicada honestamente por hombres que tienen poder sin carga emocional, que tienen privilegios sin labor, y que tienen autoridad sin sumisión, entonces no debería predicarse en absoluto. 

No sé qué derecho cree que tiene Andrew Dominik para retratar la pérdida de un hijo de una manera tan barata. Solo habla del tema de una manera superficial, no se toma el tiempo de analizar el dolor. Lo único que le interesa es el shock value, sus propios principios. Esta es una de esas películas que se nota que fue dirigida por un hombre que no entiende que no entiende. 

Después de mi lección de historia en Tumblr, puedo decir con toda honestidad que todo lo que sé de Marilyn Monroe lo aprendí de la serie de NBC Smash, que retrata el viacrucis de una compañía de teatro para llevar a Broadway un musical sobre la vida de la actriz. Así, tan simplón como suena, me enseñó sobre todo el dolor que vivió Monroe, su deseo de ser madre y esposa lejos de Hollywood, cómo vivió afectada siempre por la falta de madre y padre. 

Incluso hay un punto en el que todos acuerdan que terminar el musical con su muerte es manipulador y barato. Pero bueno, cada quién. Al final, deciden cambiar el final por una canción llamada “Don’t forget me” donde Marilyn dice justo eso, que si alguna vez vemos a alguien lastimado o pidiendo ayuda, no nos olvidemos de ella, que logró convertirse en leyenda por más que se encontró con hombres que no la valoraban y con una empresa y un público que la menospreció. 

Y es justamente con una frase de esa canción con la que quisiera recordar a Marilyn Monroe, en vez de con una película dirigida por alguien que parece que piensa como el usuario themightyquinn666: si algo bueno puede salir de lo malo, el pasado puede descansar en paz.