Viaje al paraíso: fórmula ganadora (pero fórmula al fin)

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¿Habrá alguna mujer nacida en los 70s u 80s (y me atrevería a decir que también 90s) que no ame a George Clooney? Década tras década, este hombre provoca que cada mujer en este planeta (salvo quizás los centennials) lo adoren. Y no es la misma atracción que uno pudiera sentir por Brad Pitt o Leonardo DiCaprio, quien su atractivo va más por el rumbo de los chicos malos, pero Clooney tiene ese algo que lo convierte en un hombre “charming” (que no te va a romper el corazón pues). Estas características le han funcionado mucho para tener una carrera bastante exitosa en Hollywood donde incluso ha ganado el Oscar en un par de ocasiones.

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Lo mismo para Julia Roberts, la it girl de los 90s, quien con películas icónicas como Pretty Woman, Erin Brockovich o Closer (mi favorita personal), se ha mantenido relevante durante toda su carrera, convirtiéndose en un referente del género de la comedia romántica.

 

Entretenimiento ligero

El tiempo pasa y ahora vemos a estos actores Serie A en un punto de sus carreras donde su imagen y posicionamiento ya están bastante bien sembradas, por lo que utilizan su cualidad de íconos pop para realizar películas de bajo presupuesto (y calidad) pero lo suficientemente entretenidas para que el público quiera ir a verlas.

Dirigida por Ol Parker (guionista de hitazos como Mamma Mía! Here We Go Again, Imagine Me & You)  Viaje al Paraíso, cuenta la historia de Georgia (Julia Roberts) y David (George Clooney), un par de exesposos que se tienen que reencontrar cuando su hija Lily (Kaitlyn Denver) les da la feliz noticia de que se va a casar con un chico de Bali y que por ello dejará atrás su carrera de abogada. 

Por supuesto, esto no le parece una buena idea a sus padres, por lo que deciden hacer todo lo posible por detener el compromiso. El problema es que esta pareja de divorciados no se puede ver ni en pintura, así que unir fuerzas para llevar a cabo su plan será toda una odisea.

Ya la vimos

Nada nuevo bajo el sol. Si haz visto Mamma Mía!, por ejemplo, ya viste Viaje al Paraíso. Y bueno, tampoco es que la película se jacte de ser la última Coca Cola del mundo,  al contrario, es evidente que todos entienden que el mero propósito de este filme es entretener. El atractivo principal (y probablemente el único) es la química de Clooney y Roberts. Su amistad es más que palpable y ello ayuda toda vez que mucho de la película es claramente improvisación, lo cual se confirma si te quedas al final de la película a ver los bloopers, donde hay un muy buen chiste para Brad Pitt.

La historia en general tiene sus partes buenas y sus partes malas. Tenemos un par de personajes que fácilmente pudiéramos despedir, y otros que, si bien están de relleno, traen muy buena comedia la historia, en especial un piloto francés. Pero Lily y su prometido, a pesar de que son personajes importantes para la trama, son opacados totalmente por los caballos de batalla que tienen mejores líneas y mucho más tiempo en pantalla.

Hablando de caballos, incluso hay un chiste hacia Julia Roberts acerca de ello. En general los chistes son “blancos” y nada subido de tono, que considero un acierto para así hacerla accesible para un público más amplio.

En pocas palabras, Viaje al Paraíso sabe perfectamente el suelo que pisa, y usa la fórmula ganadora: historia ligera, comedia blanca, y actores renombre para traer una película entretenida, dominguera y palomera que te hará soltar varias carcajadas, para después olvidarla recién salgas del cine.