West Side Story, la reinvención de un clásico

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West Side Story (o Amor sin Barreras, 1961), escrita por Arthur Laurents, con música de Leonard Bernstein y letras del incomparable Stephen Sondheim, es considerada por muchos como uno de los mejores musicales de la historia. 

El American Film Institute, por ejemplo, lo considera el segundo mejor musical de la historia, solo detrás de Bailando bajo la lluvia (Kelly, 1952). 

La obra recibió seis nominaciones a los premios Tony, llevándose el de Mejor Coreografía y Mejor Diseño de Escenografía. La película, dirigida por Robert Wise en 1961, ganó 10 premios Óscar, incluyendo Mejor Película. 

Rita Moreno, quien dio vida a Anita, se convirtió en la primera mujer hispana en ganar la codiciada estatuilla. 

West Side Story fue de los primeros musicales en abordar temas de migración latina, en desafiar el sueño americano, en incluir un personaje trans y en contar historias que no fueran de señores gringos y blancos. 

 

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Spielberg a bordo

Se puede entender, entonces, la gran responsabilidad de hacer una nueva adaptación en el año 2021. Ciertamente nadie pedía una, y considero que muy pocos se atrevían a aventarse el paquete. 

Cuando se anunció que Steven Spielberg sería el encargado de llevar West Side Story de vuelta al cine, muchos tomaron una actitud bastante cínica. 

Vaya, estamos hablando de alguien que ha hablado del Holocausto con el respeto que se merece, alguien que influenció a toda una generación a querer ser paleontólogos, alguien que nos enseñó a tener compasión por lo extraño y lo alienígena, que nos dio a uno de los grandes héroes de acción. 

Hubo cinismo en algunos, pero también fe en otros. Y creo que nuestra fe fue muy bien recompensada. 

 

Clásico de Shakespeare

La manera más simplista de definir la historia de West Side Story es: Romeo y Julieta con pandillas callejeras en Nueva York. 

Por un lado están los  Jets, hijos de inmigrantes europeos pero que viven en la miseria y vienen de familias rotas. Y por otro, están los Sharks, puertorriqueños en busca del sueño americano. 

Tony y María, estadounidense y puertorriqueña, se enamoran y luchan por estar juntos. Fin. Pero más allá de todo esto, la historia de amor entre ellos dos es solo un vehículo para tocar temas mucho más fuertes, más profundos. 

La coreografía

Una de las fortalezas más reconocidas de West Side Story es su coreografía. Montada por el incomparable Jerome Robbins, siempre dio de qué hablar al presentar peleas callejeras con pasos de ballet. 

En esta nueva adaptación, se sigue respetando este principio, Spielberg no se avergüenza de tan polémica secuencia. Se nota que él mismo ama los musicales, y a quien no le parezca, pues bien por ellos. 

Además, cuenta con bailarines excepcionales. Mike Faist, quien da vida a Riff, es un bailarín prodigioso. Su voz, me parece, no es la más adecuada para el papel. Pero, como todos los bailarines del elenco, sale a dejar el alma en el set, como debe de ser siempre. 

Destaca también la gran belleza y talento de  David Álvarez, quien interpreta a Bernardo. Álvarez fue uno de los tres Billy Elliots originales en el musical de Broadway de 2007. Para ello, recibió entrenamiento en ballet, acrobacia, tap, canto y actuación, lo que le permitió obtener el Tony a Mejor Actor a los 14 años. 

En West Side Story, da una actuación imponente, casi magnética. Es un error que no lo hayan nominado al Óscar, pues su actuación es de las mejores y más completas en la película: canta, baila y actúa a la perfección. 

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Latinos de carne y hueso

Spielberg demuestra mucho respeto al material original (la obra de Broadway). Ejemplo claro de ello es la decisión de asignar los papeles de latinos a actores realmente llatinos. 

Esto es algo que no se vio en la adaptación del 61, donde solamente Rita Moreno era puertorriqueña. Natalie Wood (María) era de ascendencia rusa, y George Chakiris (Bernardo), era hijo de padres griegos. 

Encima de todo esto, todos los Sharks tenían maquillaje que francamente parecía pomada de zapatos, para verse más “latinos”. Y qué decir de su acento, que sonaba más bien como Mario y Luigi hablando italiano. 

Sin embargo, en la adaptación de 2021, Rachel Zegler (estupenda actriz que hace su debut a los 19 años como María) es de madre colombiana, y los padres de David Álvarez (Bernardo) son cubanos. 

Todos los Sharks son de ascendencia latina, cosa que se aprecia en la manera en la que hablan español. Y he ahí otra novedad, que esta vez sí hablan español casi todo el tiempo, como debería de ser. 

Spielberg ha mencionado que en las versiones para Estados Unidos, el español no se subtituló, pues quería darle su lugar al idioma y crear complicidad entre los actores y la audiencia latina. 

 

Homenaje en vida a Rita Moreno

Siguiendo la línea del respeto, me parece maravillosa la participación de Rita Moreno como Valentina, un personaje que fue específicamente creado para esta película. 

Es un gran mensaje el que manda Spielberg al incluir a la Anita original, pues honra a los que vinieron antes. Valentina es la viuda de Doc, quien en el musical original, es dueño de la tienda donde Tony trabaja. 

Valentina es puertorriqueña y Doc era estadounidense, y su amor, a diferencia del de Tony y María, logra triunfar. Considero un poco extraño que sea Valentina quien cante la famosa canción de Somewhere en vez de la pareja protagonista, pero entiendo la fuerza que le da a las escenas en las que Anita reconoce el cadáver de Bernardo (nuevas, también). 

Al final del día, Spielberg dijo que esta adaptación no estaba basada al cien en la del 61, lo cual fue una buena manera de protegerse contra los fans enfurecidos que siempre habrá. 

 

Las voces

Vocalmente, West Side Story es un musical tan demandante como hermoso. Las letras de Sondheim son poesía de verdad. Y creo que todos en el elenco, a diferencia de tantos otros musicales, honran la música que se les ha dado. 

Bueno, todos menos Ansel Elgort, quien da vida a Tony.  

Seamos sinceros, Tony siempre ha sido y será un personaje bastante insípido y bobo, pero eso no te da licencia para interpretarlo tan pobremente. Elgort tiene la gracia de una tabla, y su compañera Rachel Zegler se lo lleva de calle con esa prodigiosa voz que tiene. 

Jamás voy a olvidar la decepción aplastante que sentí cuando Elgort arruina la mejor canción de este musical: María. Supongo que algún defecto debía de tener esta película. 

Lo único amable que podría decir de este actor es que, si entrecierras los ojos, se parece un poco al actor de la adaptación del 61, Jackson Cottrell…quien también actuaba bastante mal, pero hey, se parecía a Elvis Presley, y siquiera le doblaron la voz para que sonara bien. Quedémonos con la versión de María de José Carreras, mejor. 

 

La gran revelación: Ariana DeBose

Finalmente, no se puede hablar de esta película sin mencionar a la magnífica Ariana DeBose, quien da vida a Anita. Hija de padre puertorriqueño, Ariana viene directamente desde Broadway, donde tuvo participación en musicales como Hamilton, Bring it on y Summer, el musical de Donna Summer (musical que le valió una nominación al Tony). Más recientemente, la podemos ver en la divertida serie Schmigadoon! (2021), de AppleTV+. 

La manera en la que DeBose encarna a Anita es hipnotizante, desgarradora y sensual, todo a la vez. Las escenas de América y Mambo son las mejores de toda la película, principalmente gracias a la energía de esta actriz que sin duda se convertirá en una estrella. 

Anita es el personaje más trágico de esta historia, incluso más que María. A Anita se le destruye el sueño americano que tanto adoraba en diez segundos. Pasa de amar el país en el que está a detestarlo por arrebatarle el amor, la confianza y la tranquilidad. 

Y todavía después de vivir todo eso, encuentra compasión en su corazón para ayudar a María a vivir la historia de amor que ella no pudo. El personaje de Anita ha ido tomando más y más fuerza con los años, cosa que tanto Spielberg como DeBose saben manejar con gran destreza.

Sería fantástico que DeBose se llevara el Óscar como Rita Moreno hace ya 60 años. Sin duda, lo merece. 

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De los mejores musicales

West Side Story, según su letrista Stephen Sondheim, es una obra que habla sobre el prejuicio racial. Pero la obra como pieza de arte, se trata de unir la música, la letra, el libreto y el movimiento para formar un todo cohesivo, en vez de sólo partes de un todo. 

Spielberg logra hacer lo mismo con su adaptación. La excelente música y coreografía que ya existía se mezclan con una historia reimaginada, con un elenco increíblemente talentoso y una fotografía excepcional, que da como resultado uno de los mejores musicales no solo del 2021, sino de la historia de los musicales en el cine. 

Esta nueva versión se atreve a borrar la tan marcada línea entre una y otra pandilla. Puede haber bien y mal en los dos lados, puede haber muerte y vida a la vez, juventud y madurez pueden coexistir. Dos niños enamorados, como dije, son solo la excusa para contar una historia muy madura, relevante en cualquier época.  

 

Homenaje al padre

Y un detalle extra, absolutamente conmovedor, es que Spielberg le dedica la película a su padre, quien amaba el musical. 

El homenaje al padre parece ser un tema recurrente en las cintas nominadas al Oscar de este año. Tenemos a Cooper Hoffman siguiendo el legado de su padre, el legendario Phillip Seymour Hoffman, en Licorice Pizza (Anderson, 2021). Está Kenneth Branagh, recordando su infancia y a sus padres en Belfast. Incluso está The Power of The Dog (Campion, 2021), desafiando las masculinidades y explorando de manrera muy sutil la ausencia del padre. 

Sin embargo, aprecio muchísimo que Spielberg decida honrar a su padre con una película tan bien hecha, y no solo haga una historia desabrida  para ponerlo en un pedestal y vanagloriarse de lo bueno que fue (ahem, King Richard). 

Spielberg sí honra a sus muertos (a diferencia de los Jets), y en el camino, adapta a la perfección una de las historias más amadas de Broadway. 

Sigo pensando en que nos merecemos una adaptación de West Side Story dirigida por alguien latino. Pero, si esta vez tenía que ser dirigida por otro señor blanco y gringo, me alegra mucho que haya sido él.