La psicología de Pienso en el Final, la película de Charlie Kaufman

¿Alguna vez has imaginado a una pareja? ¿Qué sexo le pondrías? ¿Qué color de cabello? ¿A qué se dedica? ¿Cuánto te quiere? ¿Mucho? ¿Cómo suena su voz? ¿Cómo terminarías esa relación?

Ipsiedad

 

Ese es el nombre que supuestamente Jake le da a su equipo de trivia. Lucy dice no saber qué significa, y en ese momento recibe varios mensajes y llamadas con su nombre. Ipsiedad es “mismidad”. Cuando ella contesta, es la voz del conserje.

Cuando Jake crea a Lucy, tiene que empezar pensar como ella, por lo tanto, también tiene que pensar en que le gustaría a ella de él. Es ahí cuando entra el conflicto. Por eso mismo la película habla acerca de terminar la relación. Jake no se gusta a sí mismo. Además, la historia conforme avanza empieza a perder más el sentido, por una probable pérdida de lucidez en nuestro narrador.

A veces, Lucy es Pauline Kael, crítica de cine, otras veces es ensayista como David Foster Wallace o poetiza como Eva H.D.; también pintora, mesera, física cuántica, bióloga, mesera o geriatra. Toda su personalidad está basada en libros, películas y programas de televisión que Jake ha visto o fantaseado con ser. Por eso mismo cuando ella piensa, él puede oírla. Incluso la crea con el nivel de belleza que él considera adecuado.

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Aristóteles creó un término llamado mímesis, que sirve para expresar que toda obra de arte que generemos, aunque sea una copia, es inevitable que refleje una parte de nosotros mismos. No es sólo lo que hace Jake al crear a Lucy, sino también lo hace Kaufman cuando hace una adaptación fílmica de este libro.

Dicho director y guionista, suele poner especial atención en el lenguaje cinematográfico de sus historias. Lo hemos visto con el color de pelo de Clementine en Eternal Sunshine of the Spotless Mind o los rostros comunes en Anomalisa. De igual forma, Lucy va a transmutar según las emociones que Jake experimenta. Por ejemplo, usa un vestido floreado en medio del invierno como signo de esperanza y amor.

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Los tonos de su suéter varían según las emociones que se experimentan. Rojo, rosa y amarillo vivos para el inicio de un viaje. Naranja, negro y marrón en la granja, que, según la psicología del color, están vinculados con la infancia, el duelo y el desagrado. Conforme la relación se enfría, ella cambia a azul. En su última escena, Lucy porta en su suéter los mismos tonos que Jake.

Las supuestas obras de arte de Lucy en realidad son de Ralph Albert Blakelock, un artista que pintaba paisajes similares a los que ella ve por la ventanilla. Blakelock intercambiaba el tono de sus cuadros para transmitir diferentes tipos de sentimientos, igual que el suéter de Lucy.

Su cabello también cambia de forma para dar una sutil sensación de inestabilidad parecida a los sueños. En una escena porta un collar de perlas y se sienta en la mecedora como si fuera la madre de Jake. Freud a esto le llamaba condensación, es un mecanismo que funciona cuando inconscientemente unimos varias representaciones en una misma. Por eso los rostros de algunos personajes le resultan tan familiares a Lucy, puesto que son estudiantes que el conserje ha visto antes en la escuela, igual que la marca de helados.

El discurso final de A Beautiful Mind, de Ron Howard, es un elemento agregado para expresar el deseo de Jake a ser aceptado. El reconocimiento es otra vía para sentir que puede trascender y volverse inmortal. Ya sea en forma de un virus o de una persona que se explota a sí misma, todos queremos sobrevivir o al menos dejar una marca cuando nos marchemos del mundo.