Shazam: Fury of the Gods. Ser superhéroe sigue siendo divertido

El molde es el mismo, las herramientas son más caras y sofisticadas, pero los ingredientes que hicieron de la primera entrega una franca excepción en el género de superhéroes, siguen presentes: humor, desparpajo, homenaje constante al cine ochentero y al Superman de Richard Donner.

Shazam: Fury Of The Gods (Estados Unidos, 2023) no es mejor que la entrega anterior, entre otras cosas porque el truco de empatar el mito de Shazam (2019) con BIG (1988) –aquel clásico de Penny Marshall- ya no aplica.

Eso sin mencionar que no había razón de ser de esta secuela, excepto que la original fue exitosa y pues, el cine de superhéroes tiene como eterna inspiración no el cine mismo sino las fábricas de chorizos, donde salen uno tras otro sin detenerse.

A diferencia de su predecesora, la trama en esta nueva cinta resulta farragosa, tanto que requiere de un primer acto lleno de exposición. Pero una vez pasado aquel trámite, la película reencuentra su mejor veta: humor constante, rolling gags, referencias a otras cintas ochenteras (¡incluso de terror!) y hasta cameos que si no fuera por los spoilers publicados por la misma distribuidora en los Estados Unidos, resultan una grata sorpresa.

Shazam sigue siendo divertido

En el episodio anterior vimos nacer a la familia del Capitán Marvel (que si entiendo bien no puede tener ese nombre por una obvia cuestión legal, no obstante que así se llamaba el personaje desde 1940). Billy Batson (Asher Angel) y todos sus hermanos adoptivos tienen superpoderes y los usan para salvar de cualquier peligro en su natal Filadelfia. 

Peligros como por ejemplo salvar a las personas de un puente (probablemente el puente Walt Whitman) que se cae nomás porque así lo necesita el guión. La cosa es que aunque Batson intenta ser un líder de este numeroso grupo, falla miserablemente, al grado de que los héroes son conocidos como “Los Fiascos de Filadelfia”.

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Batson sufre de síndrome del impostor, y este es el corazón de la película: ¿un superhéroe es aquel que tiene superpoderes o es aquel que no obstante la situación, se enfrenta a la adversidad para salvar a otros?

Suena solemne, pero no lo es. A pesar de los problemas arriba descritos, el guión de Henry Gayden, Chris Morgan no pierde de vista que estamos frente a una cinta de superhéroes que busca desmarcarse del resto del DCU, aquí no hay (o no debería haber) espacio para la solemnidad. Esta es una cinta que no desperdicia oportunidad para hacer un chiste, y que nunca se toma realmente en serio.

 

Dos villanas de nivel

Lo mismo aplica para las villanas de esta historia, dos diosas griegas, hijas de Atlas, que buscan recuperar los poderes de su fallecido padre y que son los mismos que alimentan la fuerza de Shazam y sus hermanos. Lucy Liu se toma demasiado en serio su papel de villana mitológica mientras que Helen Mirren eleva el nivel de todo el numerito haciendo algo más que cobrar el cheque para dejar sin problemas de dinero a sus nietas (if any). 

En una escena memorable, Mirren y Zachary Levi sostienen cierta conversación (en un lugar de hamburguesas al aire libre) que demuestra que Mirren es de las que no mancha su plumaje incluso por participar en este tipo de cintas que en su caso parecen más un trabajo de vil manutención, mientras que Zachary sale muy bien librado de este tête à tête fente a Madame Mirren.

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Diversión que se contagia

Levi sigue siendo el corazón de esta cinta. Su al parecer incansable veta cómica (que parece se extiende al terreno de su verdadera personalidad) sigue funcionando de maravilla para el personaje de Shazam, uno de los más interesantes de DC toda vez que es el único que es a la vez un dios y un humano.

Pero quien se roba la película en todas y cada una de las escenas que aparece es Jack Dylan Grazer. Su personaje, Fredy Freeman, vivirá una subtrama tipo coming of age que resulta divertida y junto con Djimon Hounsou (el hechicero que en el pasado le dio sus poderes a Billy Batson) tienen un rapport que entrega muchos momentos divertidos.

David F. Sandberg se divierte con su nuevo presupuesto. Compra juguetes caros (¡un dragón!) y se permite hacer varios guiños a los tropos del cine de terror (¡esa referencia a Carrie!) con monstruos que, a diferencia de la cinta original, aquí se ven mucho mejor. 

 

Mismo molde, más diversión

Excesiva (ese product placement brutal), colorida y divertida. Esta es una cinta que a pesar de deslindarse (excepto tal vez en el humor) del tono Marvel y del cine de Snyder, no quiere o no puede escapar del molde con el que todas estas películas están manufacturadas: escena de acción inicial, presentación de villanos, pelea, reagruparse, batalla final y escenas post-créditos.

Si no nos vamos a librar de las cintas de superhéroes y de su repetitiva estructura, lo mínimo que pido son dos horas de buenos chistes y momentos donde verdaderamente se contagie la diversión y el deber de ser un superhéroe. Shazam sigue haciéndolo