Juan Gabriel: una plática con María José Cuevas

Juan Gabriel_Debo_Puedo_y_Quiero

Los íconos están destinados a no morir, al menos no en la memoria colectiva, y ese es el caso del artista más grande que ha dado México: Juan Gabriel, un ícono de la música, la cultura y por qué no decirlo, también de la moda. 

Para dimensionar su grandeza basta con ver la respuesta que tuvo la proyección de su primer concierto en Bellas Artes en el Zócalo: 170 mil almas llenaron el Zócalo de la Ciudad de México para ver a Juan Gabriel, quien falleció en 2016. ¿Qué otro artista puede presumir algo así?

Esa necesidad de recordar al ícono, se trasladó a su bioserie y varios programas especiales recordando su historia, pero aunque pareciera que ya conocemos todo de él, este 30 de octubre llega a Netflix Juan Gabriel, debo, puedo y quiero, una serie documental de 4 capítulos donde podremos conocer a Alberto Aguilera, el ser humano detrás del personaje de Juan Gabriel.

Te puede interesar:  AURA, de Carlos Fuentes, llegará a Netflix

A propósito del estreno pudimos tener una breve charla con la directora detrás del proyecto, María José Cuevas, quien tuvo acceso a las grabaciones del archivo personal de Juan Gabriel, donde descubrió videos inéditos, filmados por él mismo, que permanecieron privados hasta este momento. La mirada de la directora se caracteriza por encontrar algo más allá de lo evidente detrás de personajes como sus protagonistas en Bellas de noche (2016) o La dama del silencio (2023), y esto fue lo que nos contó sobre su más reciente trabajo. 

La historia de Juan Gabriel se ha contado varias veces, pero este documental es distinto por el acceso al material que tuviste, un material muy cercano a Juan Gabriel, ¿cómo fue ese proceso de construir el mapa para contar esta historia?

María José Cuevas: La historia de Juan Gabriel se ha contado miles de veces, ¿no? Hay una bioserie, hay muchos programas de televisión, o sea, si quieres encontrar la historia de Juan Gabriel, en realidad ya fue contada. Pero aquí la maravilla fue descubrir que Juan Gabriel o Alberto Aguilera tenía esta pasión por registrar absolutamente toda su vida y tuvimos acceso a esta bodega en donde había cassettes desde los años 70, hasta tapes en super 8 hasta el día que murió. Entonces fue increíble poder conocer a Juan Gabriel y conocer a Alberto Aguilera a partir de lo que él registró, de lo que él grabó, de lo que él nos dejó. Creo que eso es lo que hace única esta manera de volver a revisitar su historia. 

Debió ser apabullante enfrentarte a tal cantidad de materiales que él grabó en vida. ¿Cómo fue ese trabajo?

Como dices, de pronto tienes acceso a miles y miles de horas y miles de situaciones, entonces fue un trabajo titánico de fijarte en absolutamente todos los detallitos. Más que un mapa era como tener miles de piezas de rompecabezas en donde como base teníamos la línea del tiempo de su historia, que va de 1950 al 2016, entonces, teníamos nuestra columna de vertebral con las cosas que teníamos que contar para contar su historia: los picos de su carrera, los momentos claves de su historia, pero el alma y el corazón y las capas de conocer al personaje estaba en los archivos y ahí es donde entró el trabajo con Valeria Valenzuela, que fue la editora, en donde empezamos a encontrar las piezas que nos narraran más allá de la historia, o sea, que nos ayudaran a entender a Alberto, a conocer a Alberto para entender a Juan Gabriel. 

Juan_gabriel

¿Cuál fue tu sello o la mirada desde la que quisiste retratar a alguien de quien ya hemos escuchado tanto?

María José: La comparo con Bellas de noche, porque al final los dos proyectos son retratos de personajes públicos, de personajes de la cultura popular. Unos me tocó retratarlos vivos. A Juan Gabriel me tocó, desgraciadamente, retratarlo sin él estar. En ambos casos creo que lo que me interesó fue llegar a la intimidad, retratándolos desde una mirada de mucha complicidad y de mucho respeto. 

Son personajes públicos, personajes de la cultura popular que siendo tan famosos siempre van a estar rodeados de chismes y de amarillismos, entonces siempre me gusta alejarme de ese tono, y me gusta más que terminemos conociendo a nuestros personajes y terminen de alguna manera siendo un espejo de nosotros mismos. Y ese espejo lo encontramos en la intimidad, en los detalles, en los oscuros y en la complejidad que somos como condición humana. Yo me acerco un poquito de esa manera a mis personajes o a mis a mis temas y siempre termino siendo un espejo y al final yo soy un vínculo.

Muchas veces no sabíamos que nos íbamos a encontrar en esas cintas, todo era sorpresa. Muchas de esas cintas estaban con hongos y tuvimos que mandar a restaurar, a limpiar y ponerlas y verlas por primera vez en 40 años sin tener idea qué nos íbamos a encontrar. Entonces yo creo que esa es parte de mi mirada y de mi acercamiento a los proyectos. En La dama del silencio obviamente mi respeto era con las víctimas, tanto la justicia como las que perdieron a un familia. Así me acerco yo a las historias.

 

¿Hubo algo de lo que hayas visto en todo este material que provocara un cambio en el tono o el camino del documental? 

María José: Creo que fue el acceso a la cotidianidad de cualquier video casero que todos tenemos. Dime si no tienes a un tío que de pronto llega y está grabando absolutamente todo: que si los 15 años, que si al niñito se le cayó el diente; siempre hay estas familias que tienen este acercamiento, esta manía de filmar toda la cotidianidad y eso eso fue para mí realmente el redescubrimiento del personaje. 

Obviamente también fue redescubrir su grandeza estando en cualquier escenario, pero me quedaba muy claro que lo que yo estaba descubriendo es el Alberto que muy pocos conocemos y que esa es otra forma de entender a Juan Gabriel. Ahí estaba la soledad de Alberto para entender las canciones de Juan Gabriel, ahí estaba la necesidad de tener una familia que está plasmado, en realidad fue realmente ver con lupa a Alberto para celebrar a Juan Gabriel.

Juan Gabriel: Quiero, Puedo y Debo, ya está disponible en Netflix.