El Hombre Invisible: la primera gran sorpresa de 2020

Desde su origen literario, los monstruos han tenido un propósito mucho más profundo que sólo provocar sustos. A través de ellos, sus autores tuvieron la posibilidad de tratar los conflictos sociales y éticos que más les preocupaban. Es así que la criatura en Frankenstein, o el moderno Prometeo de Mary Shelley, son una reflexión sobre los límites de la ciencia.

Esta idea se mantuvo una vez que los monstruos llegaron al cine. Mientras los zombis funcionan como una alegoría del consumismo, Godzilla explora los horrores de las armas nucleares y la destrucción en Japón al final de la Segunda Guerra Mundial. Incluso, la reciente It Follows (David Robert Mitchell, 2014), utiliza de manera ingeniosa el concepto del monstruo para hablar sobre el miedo a las Enfermedades de Transmisión Sexual.

Este mismo uso lo podemos encontrar en la más reciente versión de The Invisible Man (El Hombre Invisible), escrita y dirigida por el australiano Leigh Whannell e inspirada en el personaje creado por H.G. Wells.

 

Huyendo de casa

La película nos presenta a Cecilia (Elizabeth Moss), una arquitecta casada con Adrian (Oliver Jackson-Cohen), un millonario especialista en óptica. Su relación es todo menos feliz, por lo que decide huir.  Algunas semanas después de su escape, Cecilia se entera del suicidio de su esposo y cree que al fin podrá recuperar su vida. No obstante, comienza a ser acosada por algo que puede ver.

En esta ocasión, la atención no se centra en el prodigioso científico que ha logrado la invisibilidad, sino en la persona que se convertirá en el objeto de acecho. Al hacer esto, Whannell cambia la perspectiva de una historia clásica del cine de terror y entrega una gran metáfora sobre la violencia de género.

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Desde el inicio, el director arma el escenario para que en todo momento sintamos lo tenso y terrible de su situación. Además, gracias al enorme trabajo actoral de Elizabeth Moss, es que entendemos la desesperación de esta mujer por librarse de esa presencia que se niega a dejarla tranquila.

Y como en un símil de la realidad, llega ese momento en que nadie cree su historia, siendo re victimizada por quienes deberían cuidarla y ayudarla.

Contrario a lo que pudiera sonar, El Hombre Invisible no trae consigo un tono manipulador o aleccionador. Su historia hace tanto eco porque es algo que podríamos escuchar cualquier día, en cualquier momento.

Hace unos años, los estudios Universal anunciaron el Dark Universe, un intento por traer de vuelta a los personajes clásicos del cine de terror. La cosa salió tan mal que esa franquicia paso a mejor vida en tiempo récord.

Viéndolo en retrospectiva, una posible razón de este fracaso es que lo que enfrentamos en la realidad es mucho más aterrador. Así que, si los monstruos quieren volver a las andadas, tendrán que entender mejor nuestra sociedad… y nuestros miedos.


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Soy Sarai Rosas Bautista, licenciada en Comunicación y Periodismo por la UNAM. Amo el cine, así que paso la mayor parte del tiempo aprendiendo sobre él. Disfruto viajar y ser una nerd.