The Bear 2: ¿un completo y total fracaso?

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Advertencia: este texto contiene spoilers.

¿Les cuento una historia sobre un completo y total fracaso? 

Así muestra el tío Cicero (Oliver Platt) la poquísima fe que tiene en el nuevo restaurante de su sobrino, y del que será el mayor inversor. Aunque accede a poner una gran suma de dinero, durante toda la temporada nos provoca con esa frase. ¿Se salvará este proyecto? ¿Será aún mejor que el primero? 

Esas dudas son un espejo de las nuestras, ¿la segunda temporada de The Bear será mejor o peor que la primera?

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Temporada perfecta

La primera temporada de The Bear fue tan perfecta que daba miedo lo que fuera a suceder con la segunda, muy a la Fleabag. Pero les confirmo que el  temor se ha esfumado: la segunda entrega de The Bear es una verdadera delicia. 

En los primeros episodios de The Bear conocimos al chef Carmen “Carmy” Berzatto (Jeremy Allen White), Sydney (Ayo Edebiri) y demás personajes navegar el acelerado mundo de la cocina de The Original Beef en Chicago, mientras el suicidio de Mikey (Jon Bernthal) flotaba encima de ellos. 

 

La nueva entrega

En los nuevos episodios se muestra a cada personaje por separado, profundizando en sus historias, sus pasados, y empujándonos con ellos hacia la misma meta: la inauguración de The Bear, un nuevo restaurante con un concepto totalmente diferente. 

Considero que la calidad de los capítulos es tan alta que ameritaba un estreno semanal. Uno en particular, el episodio 6, Fishes, se merecía su propio análisis como cuando estrenó Connor’s Wedding de Succession (qué buena televisión nos ha tocado en esta primera mitad del año, por cierto). 

 

Vistazo al pasado

En este capítulo, viajamos al pasado a una particular cena de Navidad, años antes de que Mikey se suicidara. Ahí están nuestros favoritos: Carmy, Sugar  (Abby Elliott), Richie (Ebon Moss-Bachrach, quizá la mayor revelación de la temporada) y Fak (Matty Matheson). Sin embargo, conocemos a otros personajes como la mamá de los Berzatto, Donna (Jamie Lee Curtis, que podría llevarse una nominación al Emmy). 

El ritmo del episodio se parece mucho al famoso episodio 7 de la temporada pasada. La cena es un desastre: Donna lleva días preparando la comida y la cocina es un absoluto campo de batalla, Sugar está obsesionada con que su madre no tome y le pregunta si está bien cada 5 segundos, Carmy no se halla de regreso en casa (pues había estado estudiando en Copenhague), Richie tiene a su esposa embarazada vomitando en el piso de arriba. 

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Es un gran capítulo que nos enseña por qué Carmen aguantaba tan bien el estrés de las cocinas más exigentes del mundo. No hay mejor escuela que la familia demente. Fishes es la versión estadounidense de “Al chile usted nunca vio por mi abuelita”. Hay hasta lanzamiento de tenedores y coches atravesando paredes. En momentos de desesperación, uno podría encontrar consuelo sabiendo que los Berzatto pasaban por ese suplicio al menos una vez al año. 

 

Un pelo en la sopa

Y hablando de suplicios, debo destacar, muy a mi pesar, la única cosa que no me gustó de esta temporada: el personaje de Claire (Molly Gordon). Ya desde que salió en el tráiler coqueteando con Carmen enfrente de los refrigeradores, supe que esa persona iba a ser un problema. 

Lo digo con toda la sinceridad de mi corazón: al principio la hallé insufrible porque no soportaba que Carmy la quisiera, como cuando me negué a ver Camp Rock 2 a mis 15 años porque le ponían novia al personaje de Nick Jonas. 

Pensaba que la total falta de química entre Carmy y Claire era solamente un producto de mi infantil envidia. Pero al avanzar la serie me di cuenta de que no era eso, es que en verdad formaban una terrible pareja. Es cierto que ambos se dedican a cosas con niveles de estrés muy altos (Claire es doctora), pero creo que hasta ahí llega su mágica conexión. 

Quisiera pensar que fue a propósito la manera tan sosa en la que Claire fue escrita, como esa típica protagonista de película indie que dice diálogos que no tienen sentido y causan mucha pena ajena. Lo único que le agradezco es que evidenció aún más el cariño tan profundo de Carmy por Sydney. 

 

Carmy y Sydney

Ah, Carmy y Sydney. De lo mejor que puede ver uno en televisión son los ojos de luna de Jeremy Allen White, y el increíble carisma de Ayo Edebiri. No sé si me agrada del todo la idea de que sean pareja eventualmente. Pienso su relación como la de Don Draper y Peggy, más familiar, más de mentor que sobrepasa al maestro, más de un cariño avasallante. 

Aunque es cierto que lo único que calma los ataques de pánico de Carmen es pensar en Sydney…pero ya veremos qué pasa. Además, esa frase de «tú me haces ser mejor” no se le dice a cualquiera. Ellos dos, definitivamente, hacen la serie. 

Además de ellos, quisiera destacar sobre todo la historia de Richie. Pasó de ser apuñalado en el trasero por Sydney a salvar el restaurante en su noche inaugural. 

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La transformación de Ritchie

Es cierto que Fishes es el mejor capítulo, pero creo que Forks ocupa un muy digno segundo puesto. Es increíble ver la transformación de Richie cuando se da cuenta de que nunca es tarde para volver a empezar, gracias a la chef Terry. Una palabra de Olivia Colman bastará para sanarte, verdaderamente. Además, resulta muy agradable conocer otra cocina diferente a la de The Original Beef, con personajes casi igual de entrañables. Y claro que termina uno cantando Love Story a todo volumen al terminar el capítulo. (Exquisito guion, por cierto: “¿Eva? También me gusta Taylor Swift, solo necesitaba un descanso”). 

Volver a esta serie significa estar preparado para momentos de estrés. Hubo varios momentos en el capítulo 10 en los que tuve que poner pausa, por ejemplo. Exige mucho del espectador, más que nada emocionalmente. Se agradece que los capítulos no pasen de los 40 minutos porque no es nada fácil aguantarlos, sobre todo aquellos en los que vuelve a aparecer Mikey. 

 

De regreso a la cocima

Lo que más rescato de esta segunda temporada de The Bear, son los momentos de ternura. Hay un perfecto equilibrio entre la manía y el amor. Momentos como el gesto de disculpa entre Carmen y Sydney, el postre de plátano con chocolate de Richie para Cicero, el omelette que prepara Sydney para Sugar, la sonrisa de Tina al enterarse que será sous-chef, el postre que hace Marcus llamado “The Michael”. 

Es sabido que las cocinas son de los lugares más estresantes mundo. Sin embargo, esta temporada de The Bear nos muestra lo imposible: pedazos de humanidad en un ambiente inhumano. 

¿Les cuento una historia sobre un completo y total fracaso? 

No es la segunda temporada de The Bear, sin duda. (Tal vez The Idol, esa sí). 

Yes, chef. Let it rip.