
“Uno graba cosas sin saber el valor que tendrán”
¿Qué es la libertad? En su ópera prima, Mi Pecho Está Lleno de Centellas (México, 2024), el debutante Gal S. Castellanos responde (¿se responde?) esa pregunta a partir de un ejercicio de introspección donde el realizador se vuelve cada vez más vulnerable frente a la cámara.
Todo inicia con la muerte de su padre, un hombre ya maduro que mantenía una notable diferencia de edad con su esposa y madre del director, María del Pilar, quien inmediatamente después del funeral le comunica a sus hijos que se irá del país, tomará un avión a Turquía y se irá para encontrarse con su “amante por internet”, con quien ha tenido una relación de años mediante Facebook.
Por supuesto, la noticia es devastadora. ¿Durante cuánto tiempo ha mantenido esta doble vida virtual? A partir del redescubrimiento de ciertas fotos y videos que estaban guardados en la casa de sus padres, Gal redescubre (y nos descubre) a su madre: una mujer joven, que le gustaba el canto, que se dejó conquistar por un hombre mayor que la llevó a vivir a un rancho, con quien tuvo dos hijos y que se sentía sola. Una mujer cuya opinión no valía para nada, casada con un hombre sumamente complicado.
En esta primera mitad, Mi Pecho Está Lleno de Centellas rompe con los estereotipos de las parejas que se separan, donde usualmente es el hombre quien abandona por otra mujer. Aquí es al revés, aunque técnicamente no hay abandono pero sí una doble vida.
También vemos los videos que María envía desde Turquía a sus hijos. Lo que se observa es una mujer llena de curiosidad, con una sonrisa en la cara, y a lado de un hombre que no para de decirle cosas bonitas.
Más que un documental, el cineasta nos comparte el proceso mediante el cual redescubre a su familia al tiempo que intenta entender las razones de su madre. Es un ejercicio íntimo donde paso a paso Gal se va mostrando más vulnerable mediante esta voz en off constante que nos invita a ser testigos, casi voyeristas, tanto de su vida como de sus pensamientos.
Es aquí donde la cinta inicia una nueva e inesperada ruta. Las decisiones de su madre no lo inspiran, pero sí lo obligan a reflexionar sobre su propia vida y concretamente sobre la relación con su cuerpo.
Es aquí que se va contestando la pregunta, ¿qué es la libertad? La película entonces nos va llevando por otra ruta, uno que no revelaré porque parte del encanto de este documental es justo la capacidad del cineasta de dar estructura a un viaje que inicia con el inusitado acto de libertad (y casi rebeldía) de su madre y que culminará con otro acto, no menos liberador.
Es ahí donde el círculo se cierra, Gal se convierte de cineasta y guionista a protagonista -finalmente- de su propia historia. Y uno como espectador no puede sino estar emocionado por él, por su valentía, pero sobre todo por conseguir con esta cinta la tan anhelada libertad.