Todas las Pecas del Mundo: una bizarra experiencia con hijas

Nuestra colaboradora Dalia Perkulis se estrena en Filmsteria con la crónica de lo que pasó cuando fue con sus hijas a ver "Todas las pecas del mundo"

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Hasta me burlé de un amigo cuando ofreció boletos para la premiere de Todas las Pecas del Mundo (Yibran Asuad, 2019), “si goe, voy corriendo a Coapa (de Interlomas)”. Sabía que no me salvaría de verla con mis hijas, pero tampoco correría voluntariamente a verla antes que todos.

Pues más temprano que tarde -sólo gané muy poco tiempo- fui con mis hijas y cuál fue nuestra sorpresa que no era una Tod@s caen (Ariel Winograd, 2019) -que vimos la semana anterior- versión pubertos sino una propuesta original, interesante, incómoda. Salí gratamente sorprendida. Mis hijas, en cambio, la alucinaron.

“Por qué Loreto Peralta que es famosa se prestó a hacer una película así!” fue el reclamo de mis hijas que salieron francamente irritadas. La ubican de No se aceptan devoluciones (2013) y de que ya es una especie de socialité adolescente. Bueno y mi hija mayor también ubica al galán y antagonista de esta historia, Luis de la Rosa, que está en todos lados. (Por eso creímos que era una película palomera más).

Más para adultos que para niños

Todas las Pecas del Mundo es más para adultos que para niños primero porque se sitúa en 1994. El director recreó la época en que él fue a la secundaria, con todo y Colosio, mundial de fútbol y otras crestomatías; cassettes, grabadoras, walkmans, Boings, Tutsi pops, ñoras con cinturones dorados y una muy oportuna aparición de la rola Las batallas de Café Tacuba, homenaje a su vez como es sabido a la novela Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco, ya que la película emana testosterona de alumnos de secundaria y hasta incluye señora asalta cunas.

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El niño José Miguel Mota (Hansel Casillas), miembro de una esas familias que se mudan a cada rato por el trabajo del papá, llega a una nueva escuela ya arrancado el ciclo. Inmediatamente se obsesiona con Cristina (Loreto Peralta), la niña más bonita de la secundaria, y muy pronto también nos damos cuenta de que no es ningún pusilánime aunque por un momento muy breve parece que se lo van a devorar. Cristina no sólo es la niña más bonita de la secundaria, sino que anda con el niño más guapo y popular, Kenji (Luis de la Rosa) y es un año mayor que el iluso protagonista. Su misión parece imposible pero él se convence de que la va a conquistar.

Lo interesante es la falta de escrúpulos que despliega José que por cinco minutos nos dio ternura para lograr su objetivo. Se hace de su palomilla de inadaptados -los populares ya están tomados- pisotea, lastima (a la niña que obviamente quiere con él), chantajea, miente por conquistar a Cristina, lo que se ha vuelto su misión de vida.

De esos protagonistas gandallas como El Fantástico Sr. Fox (Wes Anderson, 2009) que ves con tus hijos y no sabes qué decirles porque son indefendibles. Que patea a sus amigos caídos porque no le están ayudando a ligarse a la chica. Un narcisista de esos que primero es él, después él, sigue él y luego también.

Una propuesta interesante

La historia da giros inesperados y presenta ciertas situaciones raras que la condimentan, como un inadaptado alumno fósil y una maestra que lo acosa, pero no terminan de redondearse por lo que derivan en cabos sueltos que debilitan el resultado final. Eso además de factores que no aportan a la trama como que José Miguel es inventar, su hermana es fan de Zague, el padre ausente. A lo mejor contribuyen a la catarsis autobiográfica del realizador, pero no suman para el espectador.

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Por lo mismo, esta ópera prima se delata como tal al parecer de repente un trabajo de estudiante de cine, no obstante Yibran Asuad es un experimentado editor (Drama/Mex; Gueros; Museo). Y como la propuesta es interesante hasta dan coraje sus defectos. Liliana (Andrea Sutton), la amiga que se encariña con “el chaparrín” José tiene un tipo ideal para el papel por su caracterización dark y desde luego sus pecas pero la pobre es muy mala actriz. Ella y la mamá del joven Don Juan que con trabajos cumple.

Pero el balance es positivo, la película no es menor. Ojo, no es que no sea para niños, de hecho aporta suficiente material de reflexión, pero desde un planteamiento poco convencional.

Por un momento además parece que es machista, pero las niñas salen mucho mejor plantadas que sus contrapartes masculinas: evolucionan, aprenden, maduran.

Es sólo que los niños suelen buscar lo seguro, lo predecible, me explicó una vez una psicóloga -y los adultos también, agregaría yo, “la formula” probada-, por eso, los más chicos sobre todo, ven la misma película 20 veces hasta recitar el diálogo junto con los personajes. O la misma película con diferente titulo en el caso de los adolescentes y adultos.
Todas las Pecas del Mundo no ofrece eso. Es bizarra, incierta, impredecible.