Spider-Man: Far From Home

La nueva entrega del arácnido es una hilarante comedia juvenil y una muy regular película de superhéroes.

Luego de todo lo acontecido en Avengers: Infinity War (Anthony & Joe Russo, 2018) y Avengers: End Game (Ídem, 2019), Peter Parker (Tom Holland) está harto de ser un superhéroe y sólo quiere una cosa: tener una vida normal de adolescente, ir de viaje a Europa con sus amigos y declararle su amor a M.J. (Zendaya), preferentemente en la torre Eiffel y antes de que alguien más se le adelante.

 

La cinta inicia tratando de arreglar uno de los puntos contradictorios que dejó End Game: ¿por qué tras cinco años de ausencia, todos los amigos de Peter Parker estaban en la misma escuela, el mismo grado  y de la misma edad? No es precisamente una explicación muy plausible, pero como suele suceder en este tipo de cintas, el mensaje es claro: no se lo piensen demasiado y disfruten el viaje.

 

Y justo éso es lo que quiere Peter, disfrutar de su viaje de generación y olvidarse de los Avengers y los trajes estrafalarios. Obviamente eso no pasará, Nick Fury (Samuel L. Jackson) anda en busca de Peter para que lo ayude con -adivinen- una nueva amenaza al planeta. Y como bien sabemos, Spidey no puede escapar a la responsabilidad adquirida por sus poderes y ahora peor, tampoco puede eludir la sombra de su mentor, Iron-Man, como una figura que al parecer lo perseguirá toda la vida.

 

Lo que sigue entra en terreno de los temidos spoilers, pero solo diremos que los fans de los cómics sabrán perfectamente bien cuál será el giro de tuerca. Las batallas de Spidey junto con Mysterio y los llamados Elementals no tienen nada de extraordinario y si dejan mucho que desear en cuanto al uso CGI. La motivación de los villanos es absolutamente plana y repetitiva y no hay un sólo momento memorable de Peter Parker frente a sus enemigos (no así en la cinta anterior, Homecoming, donde el enfrentamiento verbal entre Tom Holland y Michael Keaton valía más que mil batallas). 

 

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En cambio, es sumamente divertido ver la interacción de Peter con sus compañeros de clase, la lealtad siempre a prueba de fuego de su regordete amigo (Jacob Batalon), el cinismo y la mirada altiva de M.J., la torpeza de los maestros y el gag recurrente de un Peter Parker que tiene que esconderle al mundo que él es Spider-Man. 

 

Far From Home es una muy divertida e hilarante comedia adolescente, y una muy regular cinta de superhéroes. Como tal no supera al Spider-Man 2 (2004) de Sam Raimi, ni tampoco a Spider-Man: Into the Spider Verse (2018), aunque en definitiva barre el piso con las cintas de Andrew Garfield (cosa que tampoco estaba complicada). 

Es fácil identificarse con este Spider-Man. Yo, como Peter, estoy cansado de los superhéroes, harto de los villanos estrafalarios y sus monólogos aburridísimos, fatigado de la falta de trama e innovación, y sin embargo -como Peter- no podemos escapar, porque ya vimos las anteriores y tenemos que saber qué sigue, porque nos quedamos a la dos escenas post-créditos y tenemos que saber cómo se resolverá ese maldito cliffhanger con el que termina esta historia.

 

¿Es que algún día podremos escapar de este círculo vicioso?, ¿es que algún día esto finalmente acabará?

 

Lo mejor: El humor. Far From Home es una metralleta que dispara chistes por doquier, y aunque hay momentos serios, afortunadamente son los menos.

 

Lo peor: Tiene todos los clichés clásicos de una cinta de superhéroes: batallas genéricas, CGI chafita y mucha exposición. 

 

Dato Curioso: No es la primera vez que Jake Gyllenhaal está involucrado en el universo Spider-Man: el actor iba a ser el sustituto de Tobey MaGuire cuando éste se lastimó una pierna justo antes de filmar Spider-Man 2 (2004).