Disenchantment 2: A mí no me preguntes, sólo soy una chica

La nueva serie de Matt Groening, el padre de los Simpsons, llega a su segunda temporada. Lulú Pettite nos cuenta si vale la pena verla.

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Un amigo muy querido tiene dos perritas. La chiquita se llama Maggie y, obviamente, a la grande le puso Cuca.

La influencia que ha tenido Matt Groening -principalmente a través de Los Simpsons- en la vida moderna es amplísima, no sólo por los treinta años del programa, sino por enorme el impacto de los primeros doce, que han calado tan hondo en los cerebros de tanta gente que es posible hacer referencia a su creación en casi todos los aspectos de la vida cotidiana.

Ese tamaño de éxito te da derecho a hacer lo que te venga en gana, sin pedir permiso y mucho menos perdón.

Matt Groening es uno de esos genios que convirtieron lo geek en cool. Una de las mayores riquezas de su serie insignia es la cantidad de easter eggs que deja sobre ciencia, arte, cine, televisión y literatura. No me sorprende que, en el corazón de ese visionario estuvieran las historias de J. R. R. Tolkien y el proyecto de construir su propia tierra media. ¿Quién puede decirle no a Groening?

Aventuras en la Edad Media

El año pasado Netflix estrenó Disenchantment y hace una semana estrenó su segunda temporada.

Con un humor mucho menos intenso que el de los Simpsons y Futurama, Disenchantment sigue las aventuras de la princesa renegada y borracha Bean, el demonio Luci y el elfo ¡Elfo!, en una edad media caracterizada por la magia, la fantasía y el absurdo. A diferencia de sus series previas, Disenchantment no presenta capítulos unitarios, que puedan verse sin el contexto de los demás, por el contrario, sigue una trama lineal, donde los personajes van, de una forma u otra, recorriendo el camino del héroe y avanzando en el descubrimiento de sí mismos y de los personajes que los rodean.

Sin tener un mensaje feminista evidente, desde la primera temporada queda claro que los personajes más fuertes de esta serie son mujeres y no lo presentan como una reivindicación de nada, sino como parte natural de la trama. La segunda temporada sigue en esa línea.

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Comienza exactamente donde terminó la primera, de modo que si quieres verla y no conoces la entrega de 2018, será conveniente que veas las dos. Aunque por momentos te regala risas como las que provocaban los personajes amarillos, esta serie no alcanza el ritmo al que aquella nos tenía acostumbrados, pero después del éxito de Game of Thrones y la promesa de Amazon de entregarnos en 2020 la serie de The lord of the rings, ver una historia de Groening, con elfos, trolles, brujas, ogros, gigantes, hechiceros, demonios, ángeles y castillos, es una delicia.

Quienes vean la serie la van a disfrutar. Quienes busquen a los Simpsons no la encontrarán mala y encontrarán destellos de lo más hilarante de su serie favorita, aunque probablemente sentirán que algo les falta.

Después de sus dos primeras entregas, es posible afirmar que Disenchantment es una buena serie animada; bien realizada, con desparpajo, trama y humor negro; pero lejos de aquellos tiempos en que Homero, Marge, Bart, Lisa y Maggie, rompieron todos los moldes, Disenchantment llega en un tiempo en que es imposible competir con el humor ácido e inteligente de series animadas como Big Mouth, Rick and Morty o BoJack Horseman. De cualquier modo, no debes dejar de verla.

Matt Groening nos ha regalado mucho y, anda la osa, lo menos que darle de regreso es el beneficio de la duda.